El color veraniego de sandías, cerezas o melocotones deja paso ya a la calidez de los productos de otoño: llegan las castañas, las setas, las uvas y mucho más. Aprovecha las frutas y hortalizas de la temporada para sacarles el máximo partido. Todas tienen propiedades que no te puedes perder.

Aunque hoy en día la mayoría de las frutas, verduras y hortalizas las podemos encontrar en el mercado en cualquier época del año, lo cierto es que a cada una le corresponde un período en el que su composición y apariencia son óptimos.

Consumir productos de la temporada en curso y además de kilómetro cero, es decir cultivados y recolectados cerca de donde vivimos, hace que sus propiedades nutricionales se mantengan intactas y su sabor y textura sean realmente genuinos.

El otoño es la estación en la que los días empiezan a ser más cortos y más frescos y puede haber mucha lluvia. Y esto influye directamente en los frutos que tenemos disponibles.

Estas semanas todavía quedan alimentos refrescantes como los melocotones o las sandías, pero ya aparecen las primeras frutas del otoño, más consistentes. Muchas de ellas tienen colores muy vivos, como la calabaza o la granada. Estos pigmentos aportan una valiosa acción antioxidante que contribuye a que mantengamos el sistema inmunitario en buenas condiciones.

Estos son los principales alimentos del otoño que debes aprovechar:

Boniatos

Su sabor es dulce y su composición muy similar a la de la patata, aunque con un contenido energético mayor. Destaca su aporte en pro vitamina A (betacaroteno). La vitamina E, C y el ácido fólico así como el sodio y potasio.

  • En tus recetas: cortado en tiras y en la freídora, en cremas y purés de verdura da un toque suave, cortado en láminas muy finas y deshidratado al horno (chips de verdura) añadirlo a alos guisos cortado en dados, en bizcochos o magdalenas e incluso en una sabrosa tortilla de boniato y cebolla.

Higos

Los higos tienen un valor calórico es elevado. Ahora bien, destaca su contenido en fibra, magnesio y calcio. Así que sin abusar, comer una o dos piezas te puede sentar de maravilla.

Los higos secos multiplican sus propiedades y son un perfecto tentempié.

  • En la cocina: Frescos dan un toque muy especial a las ensaladaS. Son habituales en postres y repostería. Su sabor combina muy bien con queso o con frutos secos.
  • Por su elevado contenido en potasio y bajo en sodio, resultan muy recomendables para aquellas personas que sufren hipertensión arterial.

Castañas

A diferencia de la mayoría de los frutos secos, el aporte energético de las castañas no es muy elevado (167 kcal cada 100 g). Tiene menos grasa, un alto contenido en agua y nutrientes reguladores, como el potasio y los folatos.

  • Además del potasio destaca por su cantidad de hidratos de carbono así que son ideales antes o después de practicar deporte.
  • En la cocina: Al cocinarlas, lo adecuado es quitarles la piel y hervirlas durante media hora. También se comen asadas. Ideales para preparar purés calientes o en crema para untar el pan. También las puedes usar para preparar bizcochos y dulces.

Setas

Llevan pocas calorías y además han demostrado ser uno de los alimentos más saciantes con lo que te evitan «ataques» de hambre. Eso sí, has de prepararlas de la manera más sencilla, poco condimentadas y acompañadas de alimentos pobres en grasa.

  • En la cocina: Para que se las coman los niños, puedes «esconderlas» en la masa de las croquetas y también son ideales en tortilla.
  • Es mejor no limpiar las setas bajo el grifo. Frótalas con un trapo húmedo o papel de cocina para eliminar la tierra.

Manzanas

¿Conoces este dicho popular?: «An apple a day keeps de doctor away» que significa «una manzana al día mantiene alejado el médico».

Y es que las propiedades nutricionales de esta fruta son muy relevantes. Comerlas a bocados cuida tus dientes y encías y es ideal contra la retención de líquidos.

  • Un truco: en la piel es donde concentran la fibra. Si las consumes así cómpralas ecológicas o lávalas muy bien.
  • Las propiedades antioxidantes de esta fruta destacan por encima del resto y se deben a los flavonoides y la quercitina.

Uvas

La composición de la uva varía según se trate de uvas blancas o negras. En ambas destacan dos tipos de nutrientes: los azúcares, principalmente glucosa y fructosa, más abundantes en las uvas blancas y las vitaminas (ácido fólico y vitamina B6).

Su contenido en antocianos, taninos y flavonoides les confiere una potente acción antioxidante.

  • El aporte calórico de las uvas pasas es aproximadamente 4 veces superior al de su versión fresca. Pero los nutrientes también están mucho más concentrados. Un puñadito en un yogur desnatado es perfecto.

Membrillos

Esta fruta no destaca especialmente por su contenido en vitaminas. Sin embargo, sí es importante su aporte en fibra (pectina y mucílagos) y taninos, sustancias que le confieren su propiedad astringente por excelencia.

  • En la cocina: El dulce de membrillo combinado con requesón, queso fresco o nueces constituye una alternativa muy saludable para los almuerzos y las meriendas de los más pequeños.

Granadas

Contiene flavonoides de acción antioxidante y antiséptica. Estos componentes tienen la capacidad de captar radicales libres nocivos para el organismo, por lo que el consumo de granada contribuye a reducir el riesgo de enfermedades degenerativas, cardiovasculares y de cáncer.

  • Los taninos que contiene le confieren propiedades astringentes y antiinflamatorias en las mucosas del tracto digestivo.
  • En la cocina: Sus granos son ideales en ensaladas, en diferentes tipos de postre pero también en guisos. Y un zumo casero de granada es un tentempié perfecto.

Fuente Saber vivir